El uso del ingenio para solucionar problemas ha decaído bastante durante las últimas décadas. No obstante, es una práctica muy recomendable para conseguir reducir gastos superfluos y así aumentar nuestro ahorro. En este artículo veremos su importancia y tres ejemplos de cómo gracias al ingenio se consiguió fomentar el cultivo de la patata en Francia en el siglo XVII, reducir la utilización del velo islámico en Turquía y cambiar el suelo de un local a bajo precio.
Tabla de contenido
La decadencia y el retorno del ingenio como solucionador de problemas
Hace unas cuantas décadas, España era un país pobre. No había mucho dinero, por lo que había que encontrar amaños imaginativos a las contrariedades que iban surgiendo. Con el paso de los años, la economía y los recursos fueron creciendo, y el gasto monetario dejó atrás al uso del ingenio a la hora de solucionar problemas.
Está fuera de toda duda que estamos viviendo una de las peores crisis de la historia moderna. Quedan atrás los años en los que era relativamente fácil encontrar un empleo bien remunerado, en los que muchos gastamos (y en muchos casos malgastamos) el dinero ganado con nuestro trabajo en bienes y servicios innecesarios para solucionar nuestros problemas. Si había un problema, se invertía el dinero que fuese necesario para solucionarlo.
Lo que sucede es que hoy en día ya no se pueden solucionar los problemas a base de talonario. Llegó el momento de que utilicemos de nuevo el ingenio para encontrar soluciones a nuestros problemas. Esto ya no es una opción, ¡es una obligación! El dinero fácil se acabó (si es que alguna vez existió) y es necesario poner nuestros cerebros a trabajar de nuevo.
Puede ser que hayamos perdido un poco la práctica, es cierto. No obstante, conociendo el valor futuro del ahorro presente, es preciso maximizarlo. Por eso, aquí os dejo tres ejemplos sobre cómo se encontraron soluciones imaginativas para problemas sin gastar un duro más de lo necesario.
El fomento del cultivo de la patata en Francia
El problema: Se quería fomentar el cultivo de la patata en la Francia del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, conocido como “el Rey Sol”. El pueblo era reticente a utilizar este cultivo, ya que lo consideraban sucio, por lo que lo utilizaban únicamente para dar de comer a los animales.
La solución: Se plantó una huerta en el Palacio de Versalles solamente con patatas y con gran protección por parte de la guardia real. Esto hizo que aumentase la curiosidad de los ciudadanos por este cultivo. Más tarde, dejaron de protegerlo por las noches, haciendo posible su “robo” por parte de los cuidadanos.
El resultado: Se corrió la voz y no se tardó en robar ese preciado cultivo, que se expandió rápidamente por todo el país.
Turquía y el velo islámico
El problema: Mustafa Kemal Atatürk, uno de los fundadores y primer presidente del estado turco quería modernizar la imagen de su país. Entre otros objetivos, quería reducir la utilización del velo islámico.
La solución: En vez de prohibir el velo, lo que hizo fue una ley en la que obligaba a las prostitutas a utilizar este velo.
El resultado: La mayor parte de las mujeres, las que no se dedicaban al negocio de la prostitución, para no ser confundidas con prostitutas, dejaron de llevar el velo, logrando Atatürk su objetivo.
Cambiar el suelo a bajo coste utilizando el ingenio
El problema: Los dueños de Artisan Tattoo Gallery, en Pittsburgh (Pennsylvania, EEUU) buscaban una forma barata de cambiar el suelo para su negocio.
La solución: Utilizar monedas de un centavo de dólar en vez de baldosas, y utilizar voluntarios pagando con descuentos en tatuajes en vez de en dinero para llevar a cabo la obra.
El resultado: Cambiar el suelo a uno totalmente original e imaginativo por sólo 3 dólares por cada metro cuadrado. Además, la empresa consiguió publicidad gratuita a nivel mundial que cubre ampliamente los costes que la reforma les pudo haber ocasionado.
¡Haz uso del ingenio para solucionar problemas y ahorra!
Como podéis ver es posible usar el ingenio para solucionar problemas de forma gratuita (o casi). Así que la próxima vez que tengáis un problema debéis haceros la siguiente pregunta: ¿existe alguna forma de solucionar esto sin gastar dinero? ¡Vuestra cuenta bancaria os lo acabará agradeciendo!