En épocas de turbulencias financieras, muchos inversores suelen decidir diversificar sus carteras con la compra de inversiones alternativas. Una de estas inversiones son los objetos de colección. En este artículo veremos la rentabilidad, los requisitos y los inconvenientes de invertir en objetos de colección como coches antiguos, monedas, sellos,arte, vino, etc.
Tabla de contenido
La rentabilidad de los objetos de colección
Es muy difícil determinar la rentabilidad futura que tendrán los objetos de colección. En esta tabla podéis ver la rentabilidad que han tenido los diferentes tipos de objetos de colección:
Como veremos en los inconvenientes, es muy difícil determinar el valor de objetos de colección, y hay que tener muy en cuenta que las rentabilidades pasadas no garantizan en ningún caso rentabilidades futuras similares.
Requisitos esenciales para invertir en objetos de colección
Un requisito esencial para el inversión en acciones de empresas es conocer en lo que se va a invertir. Este requisito es totalmente aplicable a la inversión en objetos de colección. Da igual en lo que queramos invertir, ya sean coches antiguos, pinturas renacentistas o vinos franceses, debemos tener un gran conocimiento del tipo de objetos coleccionables en el que vamos a invertir. Si eres un enólogo experto, posiblemente sea mejor utilizar tus conocimientos para invertir en vino que en obras de arte.
El otro requisito, también aplicable a la inversión en acciones es invertir sólo el dinero que no se va a necesitar a corto ni a medio plazo. Esto se debe a que si necesitamos el dinero invertido en objetos de colección en el futuro a corto o medio plazo, es probable que tengamos que vender el objeto a un precio muy por debajo del deseado.
Inconvenientes de invertir en objetos de colección
Es importante tener en cuenta que su valor es totalmente subjetivo. Mientras que el valor de una empresa es el de sus flujos de caja futuros descontados al momento actual, los objetos de colección no generan beneficios, sino que su valor dependerá del precio que otras personas estén dispuestas a pagar por ellos, más allá del valor sentimental que pueda tener para su dueño.
Otro de sus principales inconvenientes es su escasa liquidez, es decir, el alto coste que tiene comprar y vender los objetos coleccionables en relación al tiempo y a los costes de transacción. Estamos ante una desventaja muy grande frente a activos financieros como las acciones, cuya liquidez es inmediata y a un coste muy bajo.