A pesar de los peligros que entraña, la especulación está de moda. Oscar Wilde definía a un cínico como «la persona que sabe el precio de todo, pero el valor de nada”. Con esta descripción, podía estar definiendo a muchos inversores “profesionales” de hoy en día que ignoran en valor de los activos financieros dejando de lado las características que diferencian la inversión de la especulación. Entre ellos podemos destacar a algunos seguidores de la teoría del “bigger fool” y de la especulación mediante análisis técnico, teorías que analizaremos a continuación.
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Especulación mediante la teoría del “bigger fool”
La teoría del “bigger fool” (que podemos traducir como el del “más loco”) parte de la premisa de que el valor de cualquier activo en el que se invierta es totalmente irrelevante, siempre que exista alguien “más loco” dispuesto a pagar por ese activo un precio superior en el futuro.
A pesar de que esta teoría puede ser efectiva y rentable especialmente en épocas de burbujas de activos, es muy peligrosa, ya que no existe ningún tipo de garantía de que exista alguien más loco dispuesto a pagar por el activo comprado a un precio desorbitado. Esto implica que cualquier inversor pueda quedar atrapado con la inversión como les sucedió a muchos accionistas de empresas de internet durante la burbuja puntocom (entre los que me incluyo con mi experiencia con las acciones de Terra), y a los especuladores inmobiliarios españoles durante la burbuja que ha tenido graves consecuencias que todavía estamos padeciendo, por poner sólo dos ejemplos del gran número de burbujas que han existido a lo largo de la historia.
Especulación mediante análisis técnico
El “análisis técnico” se basa en predecir el comportamiento futuro del precio de las acciones o activos financieros partiendo de su comportamiento en el pasado, principalmente mediante el uso de gráficos e indicadores de todo tipo, basándose principalmente en la evolución del precio del activo. Para un analista técnico no hay distinción, en principio, entre cualquier tipo de activos financieros, ya sean acciones, bonos, derivados o materias primas, ya que todos ellos siguen los mismos patrones, según esta disciplina.
El análisis técnico tiene su origen en la teoría de Dow, basada en observaciones del movimiento de los precios de la bolsa, cuyas conclusiones carecen de rigor científico. Esta teoría no se fundamenta en la lógica, sino en patrones que supuestamente tienen a repetirse de forma bastante regular a lo largo del tiempo. Estos fundamentos me recuerdan bastante a los de las creencias populares, mucho más próximos a una pseudociencia, que al conocimiento científico. El análisis técnico busca predecir lo impredecible. Por ello, también me recuerda bastante a la “superstición de la paloma”:
Pese a que pueda existir algún tipo de correlación en el comportamiento de activos con su precio pasado, no debemos olvidar una de las premisas básicas de la lógica y del razonamiento crítico que dice que “correlación no implica causalidad”, del que ya vimos 6 ejemplos.
En definitiva, sugiero ser cuanto menos escépticos con estos métodos de inversión que no entran dentro de los parámetros de la lógica ni del razonamiento crítico. En próximos artículos analizaremos la incompatibilidad de estas teorías de pseudoinversión con el value investing.