Los costes de transacción son los costes en los que incurrimos al realizar una transferencia financiera. En este artículo veremos sus clases y analizaremos su importancia en las inversiones en general y en la inversión en bolsa en particular.
Tabla de contenido
Clases de costes de transacción
Los costes de transacción se pueden dividir entre los financieros y los no financieros. Por un lado, existen costes de transacción no financieros, como el coste de tiempo que supone analizar nuestras inversiones o el tiempo utilizado en aprender a invertir. No obstante, estos costes en muchos casos pueden considerarse inversiones, ya que tienen un impacto positivo en la rentabilidad obtenida, por lo que a largo plazo pueden resultar más que rentables.
Por otro lado están los costes de transacción financieros, que son los que pueden reducir considerablemente la rentabilidad neta de nuestras inversiones. Por lo tanto, a pesar de que muchos principiantes pasan este asunto por alto, es imprescindible reducir al máximo los costes de transacción para optimizar al máximo el rendimiento neto de nuestros ahorros.
Los costes de transacción en las inversiones
Hace poco vimos en el artículo “¿cuánto vale nuestro ahorro?” la importancia de aumentar la rentabilidad de nuestras inversiones para sacarle un mayor rendimiento al dinero que tanto esfuerzo cuesta ganar y ahorrar. El problema es que esta rentabilidad puede ser mermada por los costes financieros de transacción de nuestras inversiones.
Por ejemplo, la inversión inmobiliaria implica unos costes de transacción muy grandes, entre comisiones, gastos administrativos, fiscales y notariales, que pueden llegar a suponer más de un 10% del importe total de la compraventa de la inmueble.
Otro ejemplo es el de la creación de empresas, que implica unos altos costes de transacción en forma de licencias, asesoramiento legal, impuestos, tasas, etc. Los costes de transacción pueden variar mucho de un negocio a otro en el emprendimiento, pero es común que superen el 5% de la inversión total en la creación de la empresa.
Una de las mayores ventajas que tiene la inversión en bolsa con respecto a otro tipo de inversiones es la de tener unos costes de transacción relativamente bajos. Normalmente, estos costes suelen ser inferiores al 1% de la inversión, aunque dependen del intermediario financiero contratado para llevar a cabo las operaciones bursátiles.
Los costes de transacción bursátiles
La inversión en bolsa también conlleva unos costes de transacción no financieros. Es necesario utilizar el tiempo en aprender a invertir, ya que como hemos visto este coste en realidad resulta más que rentable. También es importante utilizar nuestro tiempo para tratar de reducir al máximo los costes no financieros. Por último, debemos invertir tiempo en analizar empresas para seleccionar la inversión que nos puede dar una mayor rentabilidad a largo plazo.
Con respecto a los costes de transacción financieros, para invertir en bolsa es necesario contratar los servicios de un intermediario financiero que lleve a cabo nuestras operaciones en bolsa, denominado normalmente bróker. Este servicio acarrea un coste para el inversor, que varía dependiendo de la empresa contratada para prestar el servicio, que se da en forma de comisiones. Nuestro deber como inversores es seleccionar el bróker que mejor se adecúe a nuestro perfil para minimizar el impacto de estos costes de transacción en nuestra rentabilidad.
En próximos artículos veremos los tipos de comisiones que existen actualmente, seguiremos analizando tarifas de brokers on-line como hicimos con el análisis de las nuevas tarifas del Bróker Naranja de ING y veremos formas de reducir estas comisiones para maximizar nuestra rentabilidad.